Monreal prepara una semana clave: salud, economía circular y aranceles en la mesa

Por Juan Pablo Ojeda

 

En San Lázaro se respira ese ambiente de fin de torneo, cuando los diputados saben que la siguiente semana será de esas en las que no hay margen para distraerse. Así lo adelantó Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política y líder de la bancada de Morena, quien avisó que vienen tres reformas pesadas: una relacionada con salud, otra con economía circular y una tercera sobre aranceles, es decir, los impuestos que México cobra a productos que entran o salen del país. Aunque suena técnico, todo esto impacta directamente en el bolsillo, la industria y la vida diaria.

Monreal contó que, tras una semana legislativa intensa, ya están preparando el terreno para desahogar estos temas entre martes y jueves. La primera reforma es a la Ley General de Salud. No es solo el tema de los vapeadores —aunque, según dijo, ha habido mucha presión para frenarlo—, sino una revisión más amplia sobre regulación sanitaria. En palabras simples, buscan meter orden a productos nuevos, riesgos para la salud y vacíos legales que se han ido quedando rezagados. El diputado aseguró que, aunque haya intereses empujando en contra, Morena va a legislar.

El segundo tema es la Ley General de Economía Circular, una propuesta que intenta cambiar la manera en que producimos, consumimos y desechamos. La intención es seguir el camino de países que ya están apostando por reciclar más, aprovechar mejor los materiales y reducir basura. Monreal dijo que quiere sacarla por consenso, aunque en el Congreso ese tipo de acuerdos no siempre son tan fáciles como suenan.

El tercer paquete legislativo es quizá el más técnico, pero también el que más puede mover la economía: la reforma a la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación. Es una iniciativa que envió la presidenta Claudia Sheinbaum desde septiembre y que busca ajustar aranceles para proteger industrias mexicanas que llevan años compitiendo en desventaja frente a importaciones baratas o prácticas desleales. Cuando un país no ajusta bien sus aranceles, sus productores terminan compitiendo contra precios imposibles y eso destruye empleos.

Monreal explicó que para entender bien la jugada han estado reuniéndose con las secretarías de Economía y Relaciones Exteriores, además de empresarios y cámaras industriales. De esas conversaciones, dijo, se ha confirmado algo que los sectores productivos llevan años repitiendo: hay distorsiones en el comercio exterior que dejaron más vulnerables a industrias como la del calzado, el textil o el aluminio. Algunos productores llevan tiempo denunciando que compiten contra mercancía que entra al país a precios sospechosamente bajos, y eso tiene un nombre: competencia desleal.

La apuesta de Morena —según el coordinador— es modernizar la política arancelaria para que México pueda competir con justicia y fortalecer la producción nacional. Esto significa que sectores como el automotriz, el electrodoméstico, el plástico o el zapatero tendrían más herramientas para proteger sus empleos y generar valor dentro del país. La idea es reducir la dependencia de insumos extranjeros y hacer que el país sea menos vulnerable cuando hay crisis globales o cambios bruscos en el mercado.

Monreal lo dijo de manera directa: “si la aprobamos, esta ley va a corregir prácticas desleales y garantizar condiciones equitativas para la producción nacional”, además de alinearse con los objetivos de sostenibilidad del gobierno de Claudia Sheinbaum. En resumen, una parte de esta reforma busca que México deje de estar siempre reaccionando y empiece a planear mejor su estrategia comercial.

Antes de cerrar, el líder morenista aprovechó para enviar un mensaje político: llamó a acompañar a la presidenta el sábado, asegurando que es momento de cerrar filas con la primera mujer en gobernar México en dos siglos.

La próxima semana será una prueba para ver qué tanto consenso logran construir y qué tan rápido pueden avanzar. Pero lo que es seguro es que las decisiones que salgan de estas reformas no se quedarán solo en los pasillos del Congreso: terminarán reflejándose en industrias, empleos, precios y en cómo México se posiciona frente al resto del mundo.

 

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