Por Juan Pablo Ojeda
La noche en Ciudad Universitaria tuvo todos los ingredientes de una semifinal: presión, ritmo alto, jugadas de peligro y ese ambiente que se siente cuando dos equipos saben que ya no hay margen para guardar fuerzas. Cruz Azul y Tigres firmaron un 1-1 que no resolvió nada, pero que encendió la serie rumbo a la vuelta en el Volcán, donde la historia suele escribirse con dramatismo.
Tigres arrancó como si tuviera prisa. Al minuto 2, Ángel Correa ya estaba obligando a Andrés Gudiño a lucirse con un manotazo que evitó el gol. Y como si fuera poco, Fernando Gorriarán estrelló un disparo en el poste, dejando claro que los felinos salieron a marcar territorio desde el primer suspiro del duelo.
La intensidad también trajo malas noticias para la visita: Nicolás Ibáñez cayó lesionado al 39’ y tuvo que abandonar el partido. Ozziel Herrera entró para intentar recomponer la estructura, mientras Guido Pizarro ajustaba sobre la marcha. Con todo y el golpe, Tigres se fue al descanso siendo más peligroso, aunque sin poder reflejarlo en el marcador.
El segundo tiempo arrancó distinto. El ritmo subió, los espacios se abrieron y hasta el ambiente se puso caliente cuando parte de la afición celeste comenzó a corear el grito prohibido hacia Nahuel Guzmán, encendiendo la tensión dentro y fuera de la cancha.
Tigres encontró el gol que tanto buscó: al 61’, Ángel Correa apareció en el área para empujar el balón y vencer por fin a Gudiño. Fue el 1-0 y su anotación número 14 con la camiseta felina.
Pero Cruz Azul no se quedó cruzado de brazos. Al 73’, Ignacio Rivero mandó un centro que terminó en mano de Marco Farfán. La decisión fue inmediata y el estadio se preparó para el desenlace desde los once pasos.
El Toro Fernández tomó el balón con la seguridad de quien vive un buen momento y lo confirmó con un disparo fuerte y colocado. Gol. Empate 1-1 y tercera anotación consecutiva como local, ahora en plena semifinal y contra un rival que no regala nada.
El marcador quedó corto para lo que ambos mostraron, pero dejó la mesa puesta para un cierre a la altura del torneo. La vuelta en el Volcán será otra historia… y de esas que nadie quiere perderse.
